El Initial Coin Offering (ICO) es una red de financiación colectiva que se ha dedicado abarcar de forma extensiva el área de las criptomonedas. Lo que, por supuesto, desde la perspectiva económica, puede llegar a convertirse en un potente capital para los nuevos emprendedores.
La ICO, si se quiere, es una especie de crédito que le permite a las nuevas empresas capitalizarse. A la vez que invade intermediarios, normativas de orden legal como los impuestos, bolsas de valores, entre otros más. Claro que su naturaleza, regulada o no, va a variar de acuerdo a al proyecto planteado por los emprendedores. No obstante, por todo lo que ella trae consigo, su uso ha sido un medio recientemente prohibido en algunos países, como Corea del Sur y China.
Crecen las incertidumbres de la confiabilidad de la red de financiación colectiva
La desconfianza por la ICO ha ido creciendo progresivamente en las últimas semanas. Si bien es cierto que sus beneficios son cuantiosos, parece estar usándose más a lo que a fraudes y hechos ilícitos corresponde. Se supone que cada criptomoneda cuenta con un vigoroso sistema de seguridad inquebrantable, el cual ha sido expuesto, empezando a registrar desviaciones de fondos logrados por los hackers.
Para julio del 2017, hubo una pérdida de al menos 7 millones de dólares de la ICO de CoinDash, ocasionada por los “expertos en tecnologías”. Pero, los beneficios y promesas de no repetirse fueron de tal magnitud que la noticia básicamente pasó por debajo de la mesa.
La startup CoinDash aseveró, en aquel entonces, que el pago se realizaría con Ethereum. Cuando los inversionistas dieron inicio a sus apuestas, en tan sólo minutos, la CoinDash se proclamó, explicando que la dirección de origen había sido sustituida por una de dudosa procedencia. Cuando cerraron el sitio, pese a la inmediatez, ya era demasiado tarde y la suma de criptoactivos ya se había desviado, vulnerando a la red de financiación colectiva.
Parece no haber cura para la fiebre de criptomonedas
Ante el auge del cripto mercado, sus seguidores hicieron caso omiso a la situación. Y a ciencia cierta, no era muy conveniente desde el punto de vista socioeconómico darle gran atención.
Por su parte, algunos entes gubernamentales han dado inicio a una serie de disputas y de cuestionamientos, e incluso han advertido a los emprendedores la rigurosidad con la que deben ser precavidos al involucrase con la ICO.
Sin embargo, esto no fue suficiente. Y al momento, la firma consultora EY demostró que al menos 400$ millones de dólares han sido robados de la red de financiación colectiva, por ataques de hackers. Que cautivase la atención de tales experto, no era de extrañar motivado a la fiebre que existe por este sistema.
Considere que al menos se invierten 300.000$ por segundos en algunas ICO; así que no es de sorprender que esto haya despertado el interés de los atacantes tecnológicos. Constantemente se exhorta el alto riesgo de fraude que puede proporcionar el sistema; aunque, como toda inversión suele ser riesgosa, no parece ser motivo suficiente para detener al cripto mercado
De acuerdo con el informe más reciente de la consultora Ernst and Young, al menos un 10% de los fondos obtenidos por la ICO, entre el período del 2015 al 2017, se extraviaron, sin motivos de fuerza mayor, y en manos de las habilidades de los piratas informáticos. Y es que la inmediatez, la ausencia de autoridad que regularice a los cripto activos y que las transacciones sean irreversibles es toda una ensalada suculenta para seducir hasta de los más distraídos.