Antes de exponer las relaciones y conceptos que el Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene con respecto a la moneda virtual conocida como Bitcoin, debemos conocer qué es y qué funciones desempeña esta institución.
¿Qué es el FMI?
Es una organización monetaria internacional que forma parte de las Naciones Unidas como una institución de carácter cooperativo, cuyos miembros actualmente están conformados por 183 países de todo el mundo, y su creación junto con el Banco Mundial data del año 1945 tras la segunda guerra mundial.
¿Qué funciones desempeña el FMI?
La principal función del fondo tiene como objetivo la estabilidad monetaria internacional y del sistema financiero. Además, facilitar el comercio, incentivar el empleo, procurar el crecimiento económico sostenible, realizar préstamos ocasionales a los países miembros con dificultades en su balanza de pagos y reducir la pobreza en el mundo.
¿Qué es el Bitcoin?
El Bitcoin es una moneda virtual de carácter global que no depende de regulaciones gubernamentales o de instituciones financieras, cuyas transacciones son llevadas a cabo por una red de computadoras a través de todo el mundo por operadores conocidos como mineros.
Políticas del FMI en relación con el Bitcoin
El Director Gerente del FMI, que a su vez es el Presidente del Directorio Ejecutivo del fondo, cargos que actualmente desempeña la francesa Christine Lagarde, actuando como principal vocera del fondo, ha emitido en varias conferencias los siguientes conceptos en relación con las monedas virtuales, específicamente el Bitcoin:
“Las criptomonedas no representan ninguna amenaza para las monedas fiduciarias y los bancos centrales existentes”. Esto porque, según su juicio, las monedas virtuales como el Bitcoin son en extremo volátiles, muy riesgosas, con tecnologías no escalables tras de ellas y con un alto costo del consumo de energía para su producción.
Lagarde no descarta que en un futuro próximo tecnologías de contabilidad distribuida puedan convertirse en una salida viable para economías con “instituciones débiles y monedas nacionales inestables”, proceso que denominó como dolarización 2.0.
Como portavoz del FMI, su posición respecto a la adopción de monedas virtuales como el Bitcoin sigue siendo centralizada, por lo que ha recomendado a los banqueros continuar con políticas monetarias efectivas y mantenerse alerta ante las demandas de economías en evolución. Ella considera como una posibilidad la emisión de “monedas virtuales de curso legal” respaldadas por los bancos.
La directora gerente del FMI, ha advertido sobre el “lado oscuro” del dinero virtual y su potencial para financiar el terrorismo y el lavado de dinero. Por otra parte, opina que el FMI puede jugar un papel primordial en la regulación global de monedas como el Bitcoin para evitar que sean utilizadas con propósitos ilegales.
A su vez, Lagarde recomienda seguir estrategias enfocadas en políticas para proteger a los consumidores, empleando inteligencia artificial y criptografía en la identificación de transacciones sospechosas.